Para los padres, una de sus mayores
alegrías es ver crecer a sus hijos. Cómo ellos van desarrollando
sus destrezas y habilidades, cómo día a día van teniendo más
control sobre sí mismos, sobre sus movimientos, su cuerpo, sus
ideas ... eso en realidad es una gran felicidad y claro que lo
es.
Pero como dicen... no todo es
completo en la vida. Para algunos padres, la pre-adolecencia, puede
convertirse en un verdadero dolor de cabeza. No sólo para ellos,
sino para los niños también. Especialmente cuando los padres
están separados.
Sea que los hijos se vivan con la
madre o con el padre, en la mayoría de los casos, esa ausencia de
afecto y convivencia con uno de sus padres, se expresa en ellos
como ansiedad y rebeldía, que para muchos padres es difícil
manejar.
Qué es lo que causa esto? La falta
de claridad, de integridad incluso, al momento de decidir
establecerse como pareja y de concebir a sus hijos.
La situación se complica más aún,
cuando la persona con quien conviven los niños tiene que
trabajar... eso hace que tengan que permanecer mucho tiempo solos.
Que no cuenten con una compañía y orientación adecuadas. Que tengan
dificultades con los estudios, que puedan ser seducidos por
amistades de conducta dudosa o antisocial.
Hay muchos peligros que
permanentemente amenazan a la infancia y a la juventud y que
encuentran cabida en los más vulnerables... en realidad, los
peligros van mucho más allá que eso. Muchos de estos niños desertan
de las aulas, toman el camino del ocio y la criminalidad... se
pierden en la jungla social.
Padres y madres que aún poseen su
estructura familiar, antes de tomar la decisión de separarse, de
divorciarse, piensen en sus hijos... piensen en ellos, no son
responsables de sus problemas como pareja... no son responsables de
su falta de claridad al procrearlos. Dense una oportunidad de
proteger la unidad familiar... en realidad no es tan difícil... una
acertada asesoría puede salvar su hogar, su matrimonio y lo que es
más importante, la vida y el futuro de sus hijos. Volver a "Los Hijos"
