Sólo en los Estados Unidos el estimado actual es que se están recetando estas drogas a casi seis millones de niños por supuestas razones educativas.

 

La sola magnitud de este esfuerzo por difundir el uso de las drogas podría ser suficiente para convencer a los padres o a los maestros de que existe una amenaza potencial para el futuro del niño; algo sobre lo que saben poco, de lo que deben cuidarse y ciertamente algo sobre lo que deben recibir consejos basados en información sólida.

 

¿Qué es este nuevo peligro?, ¿Qué están “padeciendo” estos niños?, ¿Qué tienen que ver estas drogas con la educación? ¿Qué tipo de drogas son? ¿Cuánto tiempo es necesario tomarlas? ¿Son absolutamente necesarias? ¿Son seguras?. Los padres que con todo derecho se preocupan, han hecho estas y otras preguntas en repetidas ocasiones.

 

Las respuestas siempre han sido ambiguas, inseguras o simplemente de justificación ante las indicaciones o formulaciones sicológicas, siquiátricas o neurológicas.

 

Si quieres salvaguardar la cordura de tus hijos, oponte arraigadamente a permitir que ingieran drogas psicoactivas o estimulantes por causas de la educación. Dales técnicas de estudio y todo estará mejor... sin fármacos.  

 

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