Salud Empresarial Integral
Salud Empresarial Integral
Considerando la arquitectura empresarial, se puede determinar que no es fácil alcanzar una salud funcional sana y productiva. Esto se confirma cuando se observa lo que podemos llamar como relación costo-rendimiento o, costo-productividad; o también inversión-rendimiento.
La diferencia entre la mayoría de los países desarrollados y los en vía de desarrollo o incluso subdesarrollados, en cuanto al esquema productivo es que el empresario, alineado con el formato gubernamental, buscan que el empleado o trabajador trabaje el tiempo para el cual ha sido contratado y reciba su paga por esto mismo. Es decir que, si una persona ha sido contratada para trabajar 4,6 u 8 horas; trabaje este tiempo sacando el producto indicado y estas mismas horas les son pagadas.
Sin embargo, no es lo mismo en nuestros esquemas de trabajo, refiriéndome a los países latinoamericanos donde predomina la alegría, el consentimiento, la supratolerancia, la indolencia y la irresponsabilidad individual y colectiva, dónde habiendo sido los trabajadores contratados bajo formatos de semanas, quincenas o meses-año, para trabajar por ejemplo 8 horas diarias, éstas personas utilizan gran parte de ese tiempo para asuntos de tipo personal como charlas telefónicas, visitas personales, micro permisos, evasiones en complicidad de los puestos de trabajo, desayunos y/o comidas en las horas en que deberían estar laborando, llegadas tarde con excusas no justificadas y otros vicios contra laborales.
Para lograr un equilibrio adecuado y alcanzar una salud integral productiva en las empresas, es necesario estructurar el esquema de trabajo en parámetros de ética funcional, que impulse a optimizar la relación inversión-rendimiento y con ello se estabilice y consolide una verdadera compañía en la que todos aportan en conciencia y en justicia para alcanzar objetivos comunes como son la estabilidad financiera y económica de la empresa y el bienestar y estabilidad laboral de las personas que la integran.
La formación para el trabajo es más importante que el trabajo mismo. La previa capacitación es la que enruta a las personas hacia el derrotero adecuado. El endurecimiento de la ética productiva es indispensable para lograr un ritmo de desempeño en armonía con los objetivos y metas empresariales. Desde luego que estos últimos deben estar bien definidos por los empresarios. Objetivos y Metas claros y definidos.
Una cosa es abrir un negocio para desarrollar una actividad con la intención de crecer y prosperar y otra es abrir ese mismo negocio con una previa planificación y estructura funcional articulada para alcanzar unos objetivos y unas metas predeterminadas, que al final conducirán a la expansión y crecimiento autosostenibles. Desde luego esto es posible independientemente del tamaño del negocio o empresa, por conocimiento propio del empresario o con la ayuda de personas entrenadas para ayudarle en tal sentido. Este es el estado ideal de una compañía o negocio individual o colectivo. La organización asegura que las cosas irán cada día mejor.
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