En los negocios..
Dime cómo piensas y te diré quién eres.
Por: Armando Chavarro
Coach Empresarial – Consultor - Conferencista Internacional
El estado de pensamiento que conduce hacia el éxito económico es un pensamiento certero, claro, objetivo y en todo momento dirigido a la acción en todo aquello que implique hacer o realizar un negocio y tener una ganancia en ello.
Sin embargo, la apatía, el temor, el conformismo, la nociva influencia de terceros, la cultura de la dependencia y la pasividad, son los componentes de una enfermedad que lleva a la incompetencia.
Las personas sin dinero o los que son pobres, son gente notoriamente pasiva que dejan que las circunstancias de la vida, controlen, resuelvan o le dicten su destino… la mayoría son destinistas; aquellas personas que no toman el control sobre su vida sino que la dejan en piloto automático, perdiendo finalmente su control y dándose por vencidos incluso antes de haber terminado su recorrido. Esto parece increíble, sin embargo es un hecho que la mayoría de estas personas se jubila o, pensiona sin tener una vida económica desahogada, después de 30, 40, 50 y muchas veces 60 años de duro y sacrificado trabajo ininterrumpido. Muchas de estas personas luego de todos esos años de dependencia, se jubilan sin que el monto que reciben les alcance para sus mínimos gastos de supervivencia. La razón primordial para este resultado es nunca trabajaron con seriedad para alcanzar seguridad e independencia económica.
Como puede verse, estas personas vivieron una vida de apatía y conformidad económica, cosas que después tuvieron que pagar caro. Así, a causa de esa actitud apática y conformista, la fortuna pasó frente a ellos muchas veces, sin que la pudiera ver, quedando víctimas de las angustias y sufrimientos de la pobreza.
Dime como piensas y te diré quién eres. No se puede esperar que alguien sin interés pueda enfrentarse al mundo de los negocios en busca de riqueza y que logre el éxito. ¿Cómo? ¡Es imposible! La apatía y el conformismo, con el dinero sencillamente no se mezclan. Estos factores son tan incompatibles como la acción y la pasividad.
Ante este panorama, sólo queda recalcar que, es necesario para entender que para cerrar el abismo que hay entre los deseos y el éxito económico, es necesario ¡Tomar acción!... actuar en consecuencia. La fortuna no llega a la casa de quién no la invita mediante sus propias acciones.
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